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Exposición inaugural

 en Gran Vía 29




Texto por Ana Frías, Juan José Pinteño y Rosa Frías / Imagen de Aureliano Santa-Olalla Valero
Below is the text that accompanies the physical exhibition. English speakers may jump to installation images by clicking here ︎︎︎

Con motivo de la apertura del primer espacio de MEDIANOCHE0 en Granada, se propone una exposición que responde a la necesidad de presentar al público algunas de las narrativas dominantes de la colección. Durante este periodo, se publican asimismo ensayos que pretenden articular algunos de los motivos que estructuran la exposición: el fenómeno del avatar, las prácticas artísticas centradas en el proceso - como las de los artistas Dansaekhwa, o las de los representantes de lo que tentativamente llamaremos "formalismo vectorial" - o el renovado reconocimiento e interés en la artesanía, y más concretamente la tradición textil, como medio de creación artística. 

El recorrido comienza con la Esfinge de Marguerite Humeau Denver Fred. El arte de Marguerite es conjetura hecha experiencia sensorial. La calidad orgánica de su obra recuerda ya a los diseños de H. R. Giger, ya a los elefantes de Dalí. La intensa labor de investigación que subyace bajo cada serie abarca disciplinas tan diversas como la paleontología, la zoología, la biología o la antropología. Los resultados de esta labor permiten recrear quimeras y seres totémicos que nos trasladan a posibles civilizaciones en un espacio y tiempo indeterminados. Esta transdisciplinariedad contrasta con la obra de Jiyong Lee, quien examina la naturaleza desde un enfoque microscópico. Nacidas de su fascinación por la microbiología - las células, su división y su crecimiento - sus esculturas Chromosome segmentation y Foreigner Oval Segmentation juegan con la transparencia y la translucidez. Son estos aspectos visuales y táctiles los que nos trasladan al mundo de la observación que se lleva a cabo en las ciencias de la vida.

También se inspiran en la naturaleza el recientemente fallecido maestro Dansaekhwa Park Seobo, y su discípulo Lee Bae. Los artistas adscritos al movimiento Dansaekhwa integran transversalmente la meditación en el proceso creativo. La repetición de gestos y procesos hace las veces de mantra. En sus dos series Écriture, Park Seobo emplea el lápiz como única herramienta gestual: utilizando su punta para una serie y el extremo opuesto para la otra. Las tonalidades pasteles de Écriture No 080109 están inspiradas en las estaciones del año, y son características de su etapa más reciente. En la obra de Lee Bae, el monocromatismo propio del movimiento viene determinado por la elección del carbón, un material pobre con reminiscencias del Arte Povera, que usa en honor a los orígenes humildes de su padre, y que él mismo elabora durante las estaciones de buen tiempo. En Issu du Feu ch. 68, el material predilecto es laminado y ensamblado para crear un mosaico holográfico de diferentes tonos y brillos de negros

La parte de la exposición dedicada al ya mencionado "formalismo vectorial" comienza con Finger Fucking de Avery Singer y Figure lunging de Jonathan Chapline. Ambas obras se inspiran en las características formales de las aplicaciones digitales usadas en diseño y arquitectura, recreándose en el cubismo por defecto de estas herramientas. Avery Singer crea escenas llenas de referencias eruditas y de simbología destilada del imaginario colectivo de su generación. La escultura de tonos fauvistas de Jonathan Chapline es una extensión de su práctica pictórica, centrada en la exploración de la tensión entre el espacio físico y el espacio digital.

En Here at Penetron, our focus has always been (...), Morgan Blair incorpora los “happy accidents” de la pintura digital a su vocabulario visual, relacionando esta estética con los libros Magic Eye. En su obra, tutoriales de Youtube, peluches y escenas de Seinfeld se yuxtaponen de forma incongruente en un tapiz multicolor que roza la abstracción. Sus títulos, extraídos de artículos clickbait, ponen de relieve el surrealismo inherente del paisaje web y sugieren nuevos contextos para cada obra. Ciertos gestos en Innerweave, de Clinton King, hacen también pensar en la pintura digital. El artista entiende la abstracción como un lenguaje universal que nos permite acceder a los misterios metafísicos. Así, geometrías sagradas como los mandalas, fractales, o sistemas complejos de organismos reflejan el orden que intuimos en la realidad que nos rodea tanto a nivel microscópico como macroscópico.

Siguiendo el recorrido, encontramos tres obras de Mike Lee protagonizadas por un melancólico cowboyHigh noon, Lone ranger, y Cacti by the window. Mike viene del mundo de la animación comercial, y adopta las figuras “hinchables” del lenguaje visual Alegria (desarrollado para Facebook) y de sus muchas reencarnaciones en el mundo corporativo. Toma también de este estilo la ambigüedad de las facciones. A lo largo de su carrera, los contornos de estos paisajes y personajes han ido adquiriendo una calidad fracturada, que el artista aprovecha para explorar la naturaleza fragmentada de los recuerdos. Las escenas de Mike comparten un dramatismo cinematográfico (cortesía de los efectos de iluminación del software de modelaje 3D empleado) con Tom Ford sequin dress VII, Tom Ford sequin dress XVII y Tom Ford sequin dress XX, de Bunny Rogers. En la obra de Bunny, un avatar – híbrido entre el autorretrato y el personaje Juana de Arco de la serie de MTV Secundaria de clones – enmascara la identidad de la artista. En las tres obras expuestas, el avatar juega el papel de celebrity. Celebrity en tanto que entidad enigmática sobre la que proyectamos nuestros deseos y aspiraciones. Celebrity en tanto que objeto de consumo. En ellas, Bunny juega con la tensión entre la invitación perversa y el rechazo latente hacia el observador.

Fatebe, el avatar de Ebecho Muslimova, encarna la inocencia y la anti femineidad. Su aparente desconocimiento de las restricciones sociales le conceden una flexibilidad comportamental que se traduce en contorsiones corporales que desafían las leyes de la física. Fatebe se divierte explorando su entorno a través de su cuerpo, deleitándose en una especie de “fase oral” que, en el universo de Fatebe, nunca acaba. En Fatebe Ultrafragola, el juguetón personaje orina sobre el icónico espejo de Ettore Sottsass en un espacio que refleja el Drawing Centre en Nueva York, donde fue inicialmente expuesto como parte de una instalación inmersiva. Ivy Haldeman también se sirve de un avatar. Su salchicha antropomórfica descansa sensualmente, envuelta en un esponjoso bollo que hace las veces de exuberante abrigo de pieles. Dotada de largas pestañas y carnosos labios, y siempre cerca de sus esenciales zapatos de tacón, posa indolente para el observador, a gusto en su papel de objeto de consumo. La artista juega con el valor polisémico del lenguaje, al mostrar a esta tentadora salchicha-mujer en una actitud que sugiere un deseo de ser comida-consumida. Así, se relaciona deseo, poder, lujo y consumismo en un léxico característico del ámbito publicitario.

Genesis Belanger pone su experiencia profesional en el mundo de la publicidad al servicio de un discurso cargado de ironía. Comida basura, aparatos electrónicos rotos, cachivaches inútiles… objetos inquietantemente familiares yacen en cuidadoso orden esperando a renacer en nuevas narrativas o a ser desechados para siempre. Este afecto por lo obsoleto, unido a su paleta desteñida, impregna su obra de melancolía. En A fortress of order and generosity, las sobras de un banquete abandonado esconden dedos y lenguas huérfanos en un bodegón misterioso…

La fotografía en el espacio central forma parte de la serie Artificial tears de Evelyn Bencicova. Esta serie es una reacción contra la alienación que la artista siente al identificar en ciertos comportamientos inconscientes y triviales las huellas de una programación social concreta, diseñada para personas de su género por una sociedad patriarcal. Los tonos pastel del laberinto que recorre la protagonista – inspirada en el fenómeno de Youtube Tara the Android –sugieren una perfección clínica, en la que se advierten grietas. La perfección como ilusión, así como la tensión entre lo natural y lo artificial son temas recurrentes en su obra. Grace Weaver da un tratamiento más liviano y humorístico a las neurosis que afectan a la vida actual en las redes sociales o en grandes metrópolis. Cuestiona la legitimidad y sinceridad de los sentimientos cuya expresión está condicionada por el hábito de vivir de cara al público. Sus personajes aparecen enredados en conductas estereotipadas o en momentos de vergüenza, tristeza o incomodidad. La gran pintura al óleo es de su serie Crying. En los seis carboncillos junto a ella apreciamos el estudio por parte de Grace del movimiento frenético y la búsqueda de la curva expresiva precisa, evidente en los rastros de líneas borradas.

Las últimas obras ofrecen una panorámica de la reinvención de tradiciones pictóricas que ha tenido un resurgimiento en los últimos años. DroOl de Vivian Greven nos invita a dejar a un lado los complejos alimentados por la toxicidad de las plataformas sociales y a entender los cánones de belleza de la escultura clasicista como un hilo que conecta a la humanidad a través de milenios y culturas. La Venus Pudica de género indefinido que protagoniza la obra sugiere vulnerabilidad, emoción apenas contenida. X VI es una exploración más explícita pero no menos conmovedora del motivo de la Venus en la cultura occidental. David Jien se inspira en la tradición Asiática para crear épicas futuristas y genealogías personales a través de las cuales articula sus deseos y preocupaciones más profundas. Cargadas de simbolismo, sus escenas están pobladas de personajes y objetos misteriosos, todo ello en la perspectiva caballera típica de los kakemono y los juegos en 8 bits. En Nabemono, David reitera su interés en la persona del coleccionista a través de una colección de objetos cuidadosamente expuestos que recuerdan a los items que uno debe adquirir en un videojuego.

El último artista representa un renovado interés en las artes aplicadas en el mundo del arte. Los tapices de Jordan Nassar son realizados en colaboración con tejedoras de Cisjordania y los motivos geométricos en los que se descomponen sus paisajes son rescatados de esta tradición textil. La simplicidad de las composiciones de Jordan emula el lenguaje pictórico de la artista y poeta Etel Adnan. En There where mornings go, Jordan ofrece una visión idealizada de las colinas y valles de Palestina que despierta en el observador emociones tan universales como la nostalgia por el hogar. Ver galería ︎︎︎

Marguerite Humeau, Jiyong Lee, Park Seobo, Lee Bae, Avery Singer, Jonathan Chapline, Morgan Blair, Clinton King, Mike Lee, Bunny Rogers, Ebecho Muslimova, Ivy Haldeman, Genesis Belanger, Evelyn Bencicova, Grace Weaver, Vivian Greven, David Jien, Jordan Nassar.